En resumen, las personas que habitan las grandes ciudades exigen pasar el menor tiempo posible atrapados en su vehículo o en el transporte público. Demandan una malla vial en buenas condiciones que reduzca accidentes y congestiones. Además, a menor tiempo en un auto, un bus, una moto, bicicleta o cualquier medio de transporte, menor es el riesgo de ser víctima de un hecho de inseguridad o accidentalidad, situación que diferentes ciudades enfrentan.

Los gobiernos nacionales y locales deben articularse para ofrecer alternativas de transporte para que las posibilidades de las personas de llegar a sus lugares de destino sean variadas, eficientes y menos contaminantes. En un mundo donde el cambio climático es una realidad, la descarbonización del transporte, que actualmente representa más del 14 % de las emisiones totales globales, debe ser un objetivo prioritario.

Finalmente, cada vez es más creciente el pedido por una movilidad inteligente.  Las “Smart cities” apuntan a ser el futuro para una creciente población que necesita “data” útil en términos de movilidad. 

Aquí es donde la Inteligencia Artificial aparece como una herramienta eficaz para encontrar respuestas a las demandas más urgentes de la población en términos de mejorar la calidad, tiempo y seguridad en sus desplazamientos.