Automatización: pasado, presente y futuro
La RAE define la palabra automatizar como “Aplicar la automática a un proceso o a un dispositivo”, lo que en un contexto moderno puede traducirse a: la capacidad de hacer que una máquina ejecute tareas de manera automática, aumentando la productividad del sistema o proceso. Si bien este es un fenómeno que lleva ocurriendo desde la segunda mitad del siglo XXI, hoy en día la innovación y la tecnología han llevado que la automatización llegue a niveles que hace 15 años no se creían alcanzables por las máquinas. Antes, la automatización se limitaba a tareas simples y repetitivas, como en las que ocurren en líneas de producción industrial, haciendo que las tareas más complejas solo pudieran ser realizadas por individuos con conocimiento especializado. Sin embargo, con el tiempo se encontró que hasta las tareas más complejas pueden dividirse en conjuntos de pequeñas tareas predecibles y modelables, y que solo se necesita suficiente información y datos para que un computador pueda ejecutarlas y, por medio de aprendizaje automático, conformar tareas complejas. De este modo, además de ensamblar piezas o empacar productos (tareas típicas de la era industrial), hoy hay robots capaces de realizar diagnósticos médicos, manejar vehículos y hasta gerenciar proyectos reales, dirigiendo equipos de personas.
En la Gráfica 1, se presenta el PIB per cápita de Inglaterra en el último siglo (se muestra el caso de Inglaterra a modo de ejemplo, pero el PIB de los países con alto desarrollo informático tiene un comportamiento similar). Se puede ver cómo en la llamada “era de la información” su crecimiento es exponencial. Este no es el caso del crecimiento en la cantidad de empleos totales (u horas totales trabajadas), presentada en la Gráfica 2, lo que demuestra la alta productividad que hay actualmente. A raíz de esto, expertos proponen crear una Renta Básica Universal. Ésta consiste en un ingreso mensual dado a todas las personas, proveniente (entre otras posibles fuentes) del crecimiento económico por automatización, con el fin de contrarrestar los impactos negativos de que los computadores reemplacen la mano de obra humana.
Este avance en la creciente capacidad de las máquinas para realizar tareas cada vez más complejas, hace que la productividad no dependa del tiempo de trabajo de las personas dentro de una industria (que, por cierto, es cada vez más eficiente), lo que se traduce en mayores tasas de desempleo. No solo los empleos asociados a tareas “sencillas” están en declive, sino que los roles especializados, que se creían indispensables, también tienen un pronóstico poco favorable.
Sin embargo, la alta productividad que conlleva la automatización da paso para generar utilidades y niveles de ingreso sin precedentes para las industrias y para los países en general.
En conclusión, los avances de la era de la información traen consigo una gran cantidad de cambios en las industrias -automatizando todo tipo de tareas, sin importar la complejidad-, la sociedad -la fuerza de trabajo y la cantidad de empleos va en declive- y en la economía -aumento exponencial del PIB pero sociedades sin dinero para gastar por causa del desempleo-. Aunque se especula que la gran productividad hará posible la creación de una renta que mejore la calidad de vida de todas las personas, el futuro que traerá la automatización es todavía incierto. Por lo pronto, lo más importante es tener presente esta perspectiva para aplicarla cuidadosamente en industrias propias y en mercados locales, pues la productividad va de la mano del éxito en una empresa.