Aunque el camino no será de rosas, se estima que para 2027 Colombia tendrá un sistema de peajes más automatizado, eficaz y estable a nivel tarifario.

Actualmente, Colombia cuenta con cerca de 180 peajes operando bajo la regulación de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y el Instituto Nacional de Vías (Invías) distribuidos en los 32 departamentos del país. En 2025, y tras un ciclo de congelamiento en 2023, se implementaron dos ajustes tarifarios progresivos:
El primero, del 4,64 % en diciembre de 2024, seguido por 5,1 % en enero de 2025, más un ajuste adicional complementario, alcanzando un aumento acumulado de entre el 9 % y 10 %.
El segundo, en mayo de 2025, cuando se aplicó un incremento selectivo en peajes clave de la Autopista Norte (Andes, Fusca, Unisabana), con tarifas desde $13.600 para automóviles hasta $70.500 para camiones de 6 ejes, incluyendo un plan de incrementos futuros establecidos para enero y julio de 2026 y 2027.
Estos ajustes, aunque generaron algunas críticas, buscan normalizar tarifas tras el déficit estimado en unos $850 mil millones por la suspensión de incrementos durante 2023, según cifras del Gobierno Nacional.
Sin embargo, la actual administración negocia suspensiones temporales de ajustes adicionales, mientras renegocia contratos denominados como “leoninos” firmados entre 2014 y 2025.
Para el mediano plazo, se espera una transición hacia sistemas más automatizados como el de peajes interoperables (COLPASS y GoPass) que ya funcionan en varias vías, con meta de cobertura en todos los corredores principales. Tecnologías como “free‑flow” y cobro con tags prometen mayor fluidez y reducción de congestión.


Aunque los peajes no gozan de un buen “Good will” si recurrimos a reputación de marca (no solo en Colombia sino en el mundo), es innegable que el recaudo generado por los estos, en el marco de concesiones público‑privadas (APP), es esencial para sacar adelante proyectos que resultarían inviables solo con recursos estatales.
Y sí, son vitales para:
- Financiar la construcción, mantenimiento y operación de vías principales, puentes y túneles.
- Sustentar iniciativas 4G (nueva generación de autopistas), que comprenden más de 8.000 km e incluyen túneles y doble calzada.
- Reducir tiempos de viaje entre un 20 % y 30 %, con ahorros de costos operativos del 20 % en rutas modernas.
Con respecto al último punto, nuestra gerente de operaciones, Claudia Trejos, asegura que la tendencia en América Latina – donde actualmente se tiene un sistema mixto de peajes (pago electrónico o en caseta) – “es que todo esto se vuelque a que el usuario no se tenga que detener a pagar un peaje. Todo esto regulado por la implementación de la tecnología y que la gente asimile ese medio de pago”
La buena noticia es que tras los años de congelamiento (2023), el Gobierno Nacional adoptó un plan de actualizaciones tarifarias para cubrir los déficits generados y atender compromisos con concesionarios, que incluye ajustes anuales basados en el Índice de Precios al Consumidor y otros indicadores como la inflación; además de la revisión de contratos excesivos y la renegociación de los mismos bajo principios de equidad; para desembocar en la ejecución de mecanismos como la subcuenta de peajes (INA), para honrar deudas sin afectar el flujo operativo de las concesiones.

En conclusión, el sistema de peajes en Colombia atraviesa una fase de ajuste y modernización: se normalizan tarifas, se robustecen los contratos y se impulsa tecnología para facilitar el flujo vehicular. Estos mecanismos no solo sostienen la expansión de infraestructura —especialmente bajo esquema 4G y APP— sino que también fomentan la competitividad y conectividad regional.
Sin embargo, debe mantenerse un equilibrio: ajustes bien planificados, incentivos a adopción de pago electrónico y atención a sectores vulnerables son claves para que los peajes cumplan su función sin distorsionar la movilidad o afectar la economía popular.
Si quieres conocer más, escucha nuestro podcast sobre actualidad y tendencias en peajes